*Artículo publicado en Alfa y Omega el 25/02/2022. Accede en: https://bit.ly/3thAnhO
Altum Faithful Investing lanza una app que analiza la actividad de 3.500 compañías e identifica qué empresas trabajan de modo acorde con la doctrina social de la Iglesia a la hora de fabricar y comercializar sus productos.
«Es posible hacer un uso evangélico del dinero también a la hora de consumir y de hacer nuestras compras, porque no es lo mismo adquirir una marca u otra, aunque ofrezcan el mismo producto», afirma Borja Barragán. Altum Faithful Investing, la empresa de asesoramiento financiero que fundó en 2018, ha lanzado Altum App, una aplicación para que cualquier usuario pueda identificar qué empresas realizan su actividad en el marco de la doctrina social de la Iglesia, y cuáles no.
El germen de esta iniciativa es el documento vaticano Oeconomicae et pecuniariae quaestiones, que defiende la necesidad de «seleccionar aquellos bienes de consumo detrás de los cuales hay un proceso éticamente digno», porque a través de nuestro consumo «expresamos una ética, tomando partido en el mercado a favor de lo que ayuda al verdadero bienestar de todos, y rechazando lo que lo perjudica».
«Se nos ocurrió que la gente podría tener en la mano, en su propio móvil, una herramienta para saber qué consumir y qué no en nuestro día a día», afirma el fundador de Altum App, que hasta ahora ha centrado su actividad en la gestión de grandes patrimonios de organizaciones católicas y ahora ofrece toda su información sobre las grandes compañías al servicio del pequeño consumidor. Para ello, desde Altum han pasado los dos últimos años consultando y cruzando datos relativos a cerca de 3.500 de las principales compañías del mundo, «lo que equivale al índice bursátil MSCI ACWI, donde se invierte el 85 % del dinero de los fondos de inversión de todo el mundo», aclara Barragán.
Toda esta información puede ser consultada a la hora de ir a hacer la compra semanal o cuando haya que realizar desembolsos más importantes: «Así puedes elegir con libertad entre una u otra firma, dependiendo de si cumple o no cualquiera de los cuatro pilares fundamentales de inversión acordes con la doctrina social de la Iglesia», afirma.
El primero de estos cuatro criterios sobre los que se basa Altum App es el respeto por la vida del no nacido, pues identifica las compañías involucradas directa o indirectamente en la práctica del aborto, en la fabricación de productos abortivos o anticonceptivos, o en aquellas implicadas en la investigación con células madre embrionarias. También señala aquellas empresas cuyas acciones y prácticas atacan activamente la concepción católica del matrimonio y la familia, como por ejemplo participando en el negocio de la pornografía.
Los otros dos criterios en los que bucea la aplicación se centran en identificar aquellas empresas que promueven o incitan a la persecución religiosa de cualquier credo. Y reconoce aquellas organizaciones implicadas en controversias graves por su abuso sobre el medio ambiente y los recursos naturales. Como resultado de su trabajo, y sin dar nombres concretos, Borja Barragán desvela que una característica que se cumple en todos los mercados es que «a mayor tamaño de la compañía, más prácticas presenta en conflicto con la doctrina social de la Iglesia». Ante esto, un consumidor cristiano «debe plantearse sin con su dinero quiere financiar a una empresa que realiza donaciones a Planned Parenthood, por ejemplo».
Más efectivo que el boicot
Sin embargo, lejos de fomentar las desinversiones o al boicot de determinados productos como «herramienta de castigo» a las empresa que los fabrican, Barragán ve «más útil» contactar con las compañías «para hacerles ver la relevancia que tiene para sus clientes la defensa de la vida, de la libertad religiosa y de la creación». Borja Barragán ha llegado a esta conclusión después de haber contactado a 600 empresas a lo largo de los últimos tres años. En este tiempo, el fundador de Altum Faithful Investing se ha encontrado «con muchos directivos que desconocen completamente el destino de las inversiones de las empresas en las que trabajan».
En el trato personal, «les hemos podido ofrecer una alternativa ética y hemos podido comprobar que muchas empresas están dando muy buenos pasos. Cambiar inercias en este campo resulta muy sencillo, y es más efectivo a largo plazo que el simple hecho de dejar de comprar tal o cual marca», afirma.
Aunque en la actualidad Altum trabaja con instituciones de sensibilidad católica –congregaciones, seminarios, conferencias episcopales, fundaciones y familias con fuertes convicciones–, la repercusión de su trabajo ha llegado ya al mundo protestante. «Nos han contactado desde Estados Unidos movimientos evangélicos con los que coincidimos en cuanto a criterios de inversión», afirma, pero su objetivo es ir más allá y que su actividad interese incluso a los no creyentes, «porque ¿quién va estar interesado en financiar el aborto o la cultura de la muerte? ¿Qué compañía o qué particular no va a preferir invertir en empresas que estén a favor de la vida y de la creación?».